sábado, 20 de noviembre de 2010

Parte I

El buen sentido es lo que mejor repartido está entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aun los más descontentadizos respecto a cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen.  
En lo cual no es verosímil que todos se engañen, sino que más bien esto demuestra que la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y, por lo tanto, que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas.
No basta, en efecto, tener el ingenio bueno; lo principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que andan muy despacio pueden llegar mucho más lejos, si van siempre por el camino recto, que los que corren, pero se apartan de él.

Renato Descartes. (discurso del metodo).

domingo, 24 de octubre de 2010

En la identificacion de mis cadenas.

Al hombre se le pusieron muchas cadenas, a fin de que olvidase comportarse como un animal: y verdaderamente él se ha vuelto más apacible, espiritual, alegre y sensato que todos los animales. Pero ahora sufre por el hecho de haber llevado cadenas tanto tiempo, y por haberle faltado por tanto tiempo el aire sano y el libre movimiento; pero estas cadenas son, los errores graves y a la vez sensatos de las ideas morales, religiosas y metafísicas. Sólo cuando la enfermedad de las cadenas sea superada, la primera gran meta será alcanzada verdaderamente: la separación del hombre de los animales, [...]

sábado, 16 de octubre de 2010

Soy el Capitan de mi alma.



la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo. (William Ernest Henley)

Ansiedad Aguda.


No quiero salir, no quiero llegar, oscuridad en mi patio, trágicas escenas en cascadas que se me agolpan, luces de conchas frías, ahogo que tapa mi garganta, corazón que salta en oscuridad, aunque no es de noche, desamparo, sufrimiento, agitación.  Cuidado, prevención. Lo malo amenaza con llegar. Tropieza lo ilógico. Monstruos gigantes que se me avecinan. No hay quien comprenda. Sola y petrea miro a mi alrededor, no puedo rehuir, pero quiero huir, los pies no me ayudan. ¡Que desesperación¡, los rezos no calma mis agites.

Grito por dentro, nadie me puede oír, vacilo, retrotrayéndome para atrás. No hay calles sino finales de callejones, estiércol en vez de grama, ¿Qué hago? ¿a dónde iré?, mi pulso casi revienta, el cansancio agobia mis pulmones, no hay babas, porque no hay enfermedad, se me seca la boca, no puedo carraspear. Estoy ausente, es una llaga que se encona, Dolor que no tiene que o quien lo pueda reconfortar, Esto es casi la enajenación...

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿ Y tu que quieres escribir en tu libro ?






Los sentimientos de nuestro corazón, la agitación de nuestras pasiones, la intensidad de nuestros sentimientos debilitan sus conclusiones y reducen al filósofo profundo a un mero plebeyo.

Traduccion mia.
El libro del amor es largo y a algunos les toca escribir la parte aburrida y a otros la parte alegre , pero nadie puede pasarlo por alto. Está lleno de gráficos, datos , cifras y las instrucciones para el baile del amor , lo unico que nos toca es descifrarlo... Y yo lo empiezo a entender cuando tu comienzas a leerme, El libro del amor tiene música de hecho de el proviene la musica de esas que tienen estrofas trasendentales y letras que llegan al alma. Y a mi , me encanta cuando tu comienzas a entonar esas estrofas y aunque sean letras viejas y aburridas cada vez que tu las pronucias me renuevan el espiritu , cantame, cantame...

No me quiero ir.

No dejes que me aleje, amarrame a ti tan fuerte como puedas, detenme con una mirada, con un susurro al alma....
¿No me dentendras? ; Ya lo sabia , Chau numero tres .http://www.patriagrande.net/uruguay/mario.benedetti/poemas/chau%20numero%20tres.htm

martes, 5 de octubre de 2010

Irresponsabilidad e Inocencia.

 La irresponsabilidad total del hombre respecto de sus actos y a su ser es la gota más amarga que ha de tragar el hombre del conocimiento, una vez habituado a considerar que la responsabilidad y el dolor son los títulos de nobleza de la humanidad. Todas sus valoraciones, atracciones y aversiones se convierten por ello en algo falso y carente de valor: su sentimiento más hondo, el que le acercaba al mártir y al héroe, ha adquirido a causa de eso el valor de un error; ya no tiene derecho alabar ni a censurar, pues no tiene sentido alabar ni censurar a la naturaleza y a la necesidad. Ante los actos propios y ajenos debe proceder como cuando le gusta una obra bella pero no la alaba, porque ésta no puede hacer nada por sí misma, o como cuando se encuentra delante de una planta. Puede admirar su fuerza, su belleza, su plenitud, pero no le es lícito atribuirles mérito: el fenómeno químico, la lucha de los elementos o los tormentos de quien ansia curarse tienen tanto mérito como esas luchas y angustias del alma en las que nos sentimos atenazados por diversos motivos y en diferentes sentidos, hasta que al final nos decidimos por el más poderoso (como suele decirse, aunque en realidad habría que decir: hasta que el más poderoso decide por nosotros). Pero por elevados que sean los nombres que demos a esos motivos, proceden de las mismas raíces en las que creemos que se encuentran los malignos venenos: entre los actos buenos y los actos malos no hay una diferencia de especie, sino a lo sumo de grado. Los actos buenos son la sublimación de actos malos; y los actos malos son actos buenos, pero realizados de una forma tosca y estúpida. Cualquiera que sea el modo como puede obrar el hombre, es decir, como debe hacerlo, éste no desea más que autocomplacerse (unido esto al miedo que tiene a la frustración), ya sea mediante actos de vanidad, venganza, concupiscencia, interés, maldad o perfidia; o mediante actos de sacrificio, de compasión, de entendimiento. Los grados de raciocinio determinarán la dirección en la que cada cual se dejará llevar por este deseo; toda sociedad y todo individuo tienen siempre presente una jerarquía de bienes, por la cual deciden sus actos y juzgan los ajenos. Sin embargo esta escala de medida está cambiando continuamente; se llama malos a muchos actos que sólo son estúpidos porque el nivel de inteligencia de quién decidió realizarlos era muy bajo. Más aún, en cierto sentido, todos los actos son todavía hoy estúpidos, porque será sin duda superado el nivel más elevado que ha podido alcanzar la inteligencia humana: cuando entonces se mire hacia atrás, todos nuestros actos y juicios resultarán tan limitados e irreflexivos como nos parecen hoy los de los pueblos salvajes y atrasados. Puede que la toma de conciencia de todo esto produzca un hondo dolor, pero existe un consuelo: estos sufrimientos son dolores de parto. La mariposa quiere romper su envoltura, despedazándola y desgarrándola; entonces se siente cegada y embriagada por esa luz desconocida que es el reino de la libertad. El primer ensayo para saber si la humanidad, que es moral, puede convertirse en sabia, se hace con hombre que son capaces de soportar esta tristeza (¡y que serán muy pocos!). el sol de un nuevo evangelio lanza su primer rayo sobre las cimas más altas de las almas de esos solitarios; allí se acumulan nubes más densas que en ninguna otra parte, y reinan a un tiempo la claridad más pura y el crepúsculo más sombrío. Todo es necesidad, dice el nuevo saber, y el conocimiento es el camino que conduce a esa inocencia. Si la voluptuosidad, el egoísmo y la vanidad son necesarios para la producción de los fenómenos morales y para que alcancen su más elevada floración, el sentido de la verdad y de la justicia del conocimiento: si el error, el extravío de la imaginación ha sido el único medio por el que ha podido ir elevándose paulatinamente la humanidad hasta este grado de claridad y de autoliberación. ¿quién iría a entristecerse al divisar la meta adonde llevan estos caminos? Es cierto que en el terreno de la moral todo se modifica y cambia, que es incierto y está en constante fluctuación, pero también es verdad que todo fluye y que se dirige a un único fina. Aunque siga actuando en nosotros el hábito hereditario de juzgar, amar y odiar erróneamente, cada vez se irá debitando más por el creciente influjo del conocimiento: en este mismo terreno nuestro se va implantando insensiblemente un nuevo hábito: el de comprender, el de no amar ni odiar, el de ver desde lo alto, y dentro de miles de años será tal vez lo bastante poderoso para dar a la humanidad la fuerza de producir al hombre sabio, inocente (consciente de su inocencia), de un modo tan regular como hoy produce al hombre necio, injusto, que se siente culpable, es decir, su antecedente necesario, no lo opuesto a aquél.  

Por : Nietzsche

martes, 17 de agosto de 2010

Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre...

Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre, de los hombres que viven entre el ganado,o de los que paladean el bosque o el océano,de los constructores de barcos y de los timoneles,de los hacheros y de los jinetes, podría comer y dormir con ellos semana tras semana.

Lo más común, vulgar, próximo y simple, eso soy Yo, Yo, buscando mi oportunidad, brindándome para recibir amplia recompensa, engalanándome para entregar mi ser al primero que haya de tomarlo,sin pedir al cielo que descienda cuando yo lo deseo, esparciéndolo libremente para siempre.

Walt Whitman.

domingo, 1 de agosto de 2010

El Eterno Retorno.


No llegaré nunca al fin. No existe final. ¿Has escuchado hablar del Eterno Retorno?...Es algo que me intriga. ¿Realmente volvemos a vivir lo ya vivido?...Del eterno retorno.





sábado, 31 de julio de 2010

De la Vida

¿Cómo esbozamos un retrato de la vida y el carácter de una persona que hemos conocido? En general, exactamente igual que como se esboza el de una región que hemos visitado alguna vez. Tenemos que representarnos sus particularidades fisonómicas: la naturaleza y forma de sus montes, la fauna y la flora, el azul del cielo; todo esto, en su conjunto, determina nuestra impresión. Pero, precisamente aquello que primero salta a la vista, la masa de las montañas, la forma de los roquedales, no proporciona en sí mismo el carácter fisonómico propio de una región: en distintas extensiones de tierra, como grupos que se atraen y se repelen, surgen según leyes idénticas idénticos tipos de montes, las mismas configuraciones de la naturaleza inorgánica. Algo distinto ocurre con la naturaleza orgánica. Sobre todo en el reino vegetal se encuentran los rasgos más sutiles para un estudio comparativo de la naturaleza.
Algo parecido sucede cuando queremos contemplar una vida humana y valorarla con justicia.
No debemos dejarnos guiar por los acontecimientos ocasionales, los dones de la fortuna, los giros caprichosos del destino, pues sólo son el resultado de la coincidencia de circunstancias externas que, similares a las cimas de las montañas, son las primeras que saltan a la vista. En cambio, precisamente aquellas experiencias mínimas, aquellos acontecimientos interiores a los que no damos importancia, son los que con más claridad muestran la totalidad del carácter de un individuo, pues se desarrollan orgánicamente según la naturaleza humana, mientras que los otros no le pertenecen, sólo están unidos con él de forma inorgánica.

F.N

De caida.

Humano Demasiado Humano

Un paso más en la convalecencia, y el espíritu libre se aproxima de nuevo a la vida, lentamente por cierto, casi recalcitrantemente, casi con desconfianza. De nuevo hace más calor en torno a él, todo se vuelve por así decir, más amarillo; sentimiento y simpatía cobran profundidad, tibios vientos de todas clases soplan sobre él. Casi siente como si los ojos se le abriesen ahora por vez primera a lo próximo. Está maravillado y se sienta en silencio: ¿pero dónde ha estado? ¡Qué cambiadas le parecen estas cosas cercanas y contiguas! ¡Qué lozanía y encanto han adquirido entretanto! Mira atrás agradecido: agradecido por su peregrinaje, por su dureza y autoextrañamiento, por sus miradas a lo lejos y sus vuelos de pájaro por frías alturas. ¡Qué bien que no se ha quedado todo el tiempo “en casa”, siempre “consigo”, como un holgazán mimado y apático! Estaba fuera de sí: no cabe duda. Sólo ahora se ve a sí mismo, ¡y con qué sorpresas se encuentra! ¡Qué estremecimiento nunca experimentado! ¡Qué dicha en la fatiga, en la antigua enfermedad, en las recaídas del convaleciente! ¡Cómo le gusta sentarse doliente y en silencio, armarse de paciencia, tumbarse al sol! ¿Quién entiende como él de la dicha en invierno, de las máculas solares en el muro? Estos convaleciente y lagartos a medias vueltos a la vida son los animales más agradecidos del mundo, también los más modestos: entre ellos los hay que no dejan pasar un día sin prenderle un pequeño panegírico del dobladillo que le cuelga. Y hablando en serio: es una cura a fondo contra todo pesimismo (la gangrena de los viejos idealistas y héroes de mentira, como es sabido) enfermar a la manera de estos espíritus libres, permanecer enfermo un buen lapso de tiempo y luego recobrar la salud por un período cada vez más largo, quiero decir, volverse “más sano”. Hay sabiduría, sabiduría de la vida, en eso de recetarse a sí mismo por mucho tiempo la salud sólo en pequeñas dosis.

Por: Friedrich Nietzsche

Yo.

Mi foto
Bogota, Cundinamarca, Colombia
Soy la mas pequeña aldea , de algun distante lugar, soy el ruido en la marea del inmenso mar, no soy cadenas ni rejas, soy azucar y soy sal, si me quieres o me dejas da igual.

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